miércoles, 7 de julio de 2010

Una vez, en un café del centro

Tomando una rica taza de café, alguien que sabia que había acabado de leer Rayuela y que es gran fan de Cortázar me pregunto cual era mi capitulo favorito del libro, estaba muy indecisa si era en el que terminan Horacio y la Maga y ella dice no quisiste, era otra cosa. Pero ahora estoy completamente segura que mi favorito es este, el 93. Les dejo un pedazo, que en realidad es lo que más me gusto.

Pero, el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todos los sueños, de todos los olvidos ó los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí, ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me lleve a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta tu amor (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente, porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de Pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mi será cualquier otro...

1 comentario:

  1. Mágico destino, acabo de publicar la entrada sin que sepa si quiera que tengo este blog y me mando un mensaje xD

    ResponderEliminar